Entonces, el saber y las obras le toman de la mano, y también su experiencia anterior. Igual que un gusano, despues de haber llegado a la punta de la hoja, se pasa al otro lado y empieza a avanzar por él, así el alma también, tras haberse sacudido la carne y haberse desprendido del no-saber, empieza de nuevo desde un comienzo diferente. Igual que el orfebre toma de una obra la materia para forjar de ella una nueva forma distinta, más bella, así también esta alma, tras haberse sacudido el cuerpo y el no-saber, se crea una nueva figura distinta y más bella, ya sea el padre... o los dioses... u otro ser...
Según que uno esté hecho de esto o de aquello, según actúe, según él peregrine, así nacerá: quien hizo el bien, nace como bueno, quien hizo el mal, nace como malo, santo se hace por obras santas, malo por lo malo.
Éste es el pensamiento de la transmigración de las almas, tal como lo formuló el célebre Yagnavayalka.
FUENTE: Upanisad Brihadaranyaka. Deussen, Gesch, I, 2, p 297
Historia Universal de la Filosofía (Hans Joachim Storig) Ed Tecnos 1995 - pág 67
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