"Que Dios, dice el bondadoso san Francisco de Sales, que Dios sea en
adelante el Dios de vuestro corazón, y no el Dios de vuestra conciencia, de
vuestra inteligencia, de vuestra voluntad..."
¡Los homenajes de vuestra conciencia y de vuestro respeto...!
¡Dios está ya harto de ellos...!
"Cuando en un corazón anida el fuego del amor, todos los muebles vuelan
por las ventanas".
No seáis, pues, esclavos, haceos niños... Ocupad vuestro lugar en el
corazón de vuestro Esposo... ¡En Dios, estáis en vuestra casa...!
San Francisco de Sales decía: "Ponedle buena cara a vuestra alma, dirigidle
una sonrisa, una palabra amable". "¡Corazón mío, amigo del alma,
caminemos juntos! ¡En nombre de Dios, ten ánimo...!"
"Tened paciencia con Dios, pero ¡tened paciencia con vosotros mismos! Tenemos que
animarnos a nosotros mismos, y mientras nos animemos, no
cosecharemos más que valentía... ¡Hay que ser grande con uno mismo...!"
Una gran pobreza espiritual bien aceptada es un gran tesoro.
Santa Teresita de Lisieux
FUENTE: Escritos varios de Santa Teresa de Lisieux
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